lunes, 7 de mayo de 2012

Tsunami 27 F una cadena de errores: incompetencia y descoordinación.


Un verdadero festín político se ha está generando tras la evacuación de la investigación de la fiscal Huerta sobre la gestión estatal de emergencia desarrollada a causa del terremoto del 27 de febrero de 2010 y las formalizaciones de la ex Directora de la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) y del ex subsecretario del Interior, entre las mayores autoridades. Las formalizaciones apuntan también a funcionarios del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) y funcionarios de la ONEMI y un funcionario del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile (del cual hoy se sabe no tiene estudios de geociencias. En la arena política, algunos apuntan sus dardos a funcionarios de mayor jerarquía, incluyendo a la ex Presidenta Bachelet, al menos por sus eventuales responsabilidades políticas. ¿Cómo hacer un análisis serio y objetivo de un lamentable y doloroso evento cuando nadie es capaz de analizar los hechos  con imparcialidad política y ecuanimidad ética? 
Intentemos uno centrado en los acontecimientos publicados en la prensa, analiza la cadena de errores en su mérito, evaluando cada hecho y considerando, por sobre todo, el contexto en que éstos se dieron. Los análisis ex post son siempre insensatos: “Se hizo esto cuando se debió hacer esto otro, o no se hizo aquello cuando debió haberse hecho”. El análisis, más bien es cuál es la razón de haber hecho lo que no debió hacerse o por qué no se hizo lo que sí debió hacerse.
Una vez producido el sismo (a las 3:34 hrs.) durante los siguientes diez minutos, los funcionarios de turno de la ONEMI convocan al personal y comienzan a solicitar y recibir información desde las oficinas regionales. Dicha información se centra, lógicamente, en las intensidades del sismo, localización del epicentro y los daños potenciales y posibles víctimas. Quince minutos tras el terremoto, un eventual tsunami aún no es tema ya que hasta entonces no se tiene información precisa de la ubicación geográfica del hipocentro ni de la magnitud del sismo. Además, el último maremoto en Chile había ocurrido hace más de 20 años (la memoria es frágil). Sin embargo, el SHOA, a las 3:48 hrs. ya había recibido un fax del Pacific Tsunami Warming Center (PTWC) con información acerca de la generación potencial de tsunami en el Océano Pacífico Sudoriental. Sólo dos minutos más tarde comenzaban a llegar las primeras olas a las costas chilenas dejando víctimas y desaparecidos. A las 4:01 horas, conociendo magnitud y localización del epicentro del sismo, la ONEMI solicita radialmente al SHOA confirmación de alerta de tsunami, pero el SHOA descarta dicha alerta. Seis minutos más tarde, sin embargo, la ONEMI recibe el primer fax desde el SHOA con alerta de tsunami (poco más de media hora después del sismo). La ONEMI no emite la alerta.
La primera pregunta de fondo es: ¿era posible emitir una alerta temprana de tsunami? Probablemente sí. Una vez que era conocida la magnitud (8,8 Mw) y la localización del epicentro (63 km al suroeste de Cauquenes) era lógico suponer la generación de un maremoto (al menos así lo suponemos hoy). No se explica de otra forma la solicitud de la ONEMI al SHOA de información al respecto a las 4:01 hrs. De acuerdo al protocolo, el SHOA debe proporcionar dicha información para su difusión por la ONEMI. Ello se produjo a las 4:07 hrs., más de quince minutos después de la llegada de las primeras olas.
Ahora, ¿por qué el SHOA contradice su información sobre la generación de tsunami por distintos canales de comunicación? A las 3:51 hrs., la bitácora del SHOA indica que enviará boletín con alerta de tsunami a la ONEMI, incluyendo horas estimadas de arribo de las olas. Siete minutos más tarde envió un correo electrónico con dicha información, el cual no fue recibido en la ONEMI dada las condiciones de black-out energético y de comunicaciones. Tres minutos más tarde, radialmente el SHOA informa a la ONEMI que no existe alerta de tsunami, pero seis minutos después, el SHOA envía el primer fax con la alerta a la ONEMI. Aparentemente las contradicciones y demoras en la entrega de la información se produjeron dado que el jefe de guardia del SHOA siguió el protocolo mientras el jefe de oceanografía analizaba la información disponible y no estaba seguro si debía o no clasificar el evento como “generador de tsunami”. Se puede, incluso, presumir que esperaba confirmación visual, en una situación de black-out de comunicaciones, con capitanías de puerto, de acuerdo a la información grabada de radioaficionados y operarios regionales de ONEMI. Aparentemente la decisión fue la prudencia en vez de la alerta.
Luego, ¿por qué la ONEMI no emitió la alerta de tsunami cuando fue recibida a las 4:07 hrs.? El jefe de turno del Centro de Alerta Temprana admitió incomprensión de la significación del fax y desconocimiento del protocolo a seguir. En el intertanto esperó que llegara el jefe del Centro de Alerta Temprana u otra autoridad que le diera una orden o interpretara la información recibida. El único presente era el jefe de gabinete de la ONEMI quien no tenía conocimientos técnicos y sólo se limitó a informar al subsecretario del Interior que llegó a la ONEMI a las 4:12 horas. La única decisión ante la incompetencia fue solicitar mayores antecedentes al SHOA. La Armada informa radialmente que los instrumentos no muestran variaciones del nivel del mar y que se realizaría chequeo visual. Respuesta obvia si se consulta por la ocurrencia de un maremoto y no por la alerta en sí. La alerta estaba oficialmente enviada. La decisión fue la prudencia en vez de prevención, siguiendo el refrán: “ante la duda, abstente”. El problema es que no debió existir duda alguna en el único organismo técnico encargado de las emergencias de este tipo en el país.
Entre las 4:15 y las 4:30 horas se producen las segundas olas de tsunami en las costas chilenas cerca del epicentro, salidas de mar en la región de Valparaíso y el tsunami de Robinson Crusoe en Juan Fernández. Posteriormente llegan la directora de la ONEMI y el jefe del Centro de Alerta Temprana, quienes por quince minutos discuten acerca del alcance del fax recibido a las 4:07 hrs. desde el SHOA. A las 4:49 hrs. deciden confirmar la información y el SHOA informa que no se genera tsunami en Chile y levanta oficialmente la alerta, mientras se recibe un segundo fax del PTWC que se mantiene la alerta de tsunami en el Pacífico. Tras la negación de la información, el subsecretario del Interior y la directora de la ONEMI informan a los medios de comunicación que se descarta riesgo de maremoto en las costas chilenas. A las 4:56 hrs. El SHOA vuelve a descartar la alerta de tsunami.  Poco después llega la presidenta Bachelet a la ONEMI y se le entrega un informe con la situación del país incluyendo las contradicciones del SHOA respecto de la alerta de tsunami. A las 5:40 la presidenta habla con la prensa sin hacer referencia al tsunami, pero en radio Biobío una locutora se informa que al no haber riesgo de maremoto, la gente que se encontraba en partes altas puede regresar a sus casas. De aquí el mito que fue la propia presidenta la que habría incitado a regresar a las viviendas.
Ante los hechos, es claro que la falta de información, la incompetencia de los “técnicos” que se encontraban de turno y luego, la extrema prudencia de las autoridades fueron los tres elementos que impidieron emitir una alerta temprana. Ahora bien, aún cuando hubiese habido información y hubiesen estado los técnicos competentes, lo más probable es que la alerta igual se hubiese emitido con posterioridad a las primeras olas, esto es quince minutos después del sismo. La historia hubiese sido la misma desde el punto de vista del desastre. La única diferencia es que no habría esta caza de brujas politiquera. Tal vez los de Robinson Crusoe sí hubiesen estado preparados. Quizás. Sólo recordar que nadie se podía comunicar con nadie hasta avanzada la madrugada de ese fatídico 27 F.

Yo apuntaría los dardos a los supuestos técnicos del SHOA y de ONEMI (en ese orden) y luego a las autoridades, pero no por su impericia e incompetencia en el momento, sino por no haber estructurado un buen sistema de emergencia, en forma previa. Espero comentarios.

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