Es evidente que el oficialismo ha
iniciado una campaña política para desprestigiar a la ex presidenta Bachelet y,
por el lado de la oposición se efectúan acciones para defenderla, todo en el
marco de, por el lado de los ataques, la gestión de la ex mandataria tras el
terremoto del 27 de febrero de 2010 (o 27 F , como lo ha bautizado la prensa siútica e
imitadora), y, por el lado de la defensa corporativa, los resultados de las
encuestas que dan una amplia ventaja a Bachelet por sobre cualquier nombre del
oficialismo.
Lo más lamentable del caso es que los
familiares de las víctimas jamás podrán conocer con la objetividad que hubiesen
pretendido, qué fue lo que efectivamente ocurrió esa fatídica madrugada. El
caso judicial hoy va por un camino (con altibajos) y el caso político
(politiquero mas bien), va por la vereda de enfrente, y se enturbian, se entorpecen.
Judicialmente lo que la fiscalía y demandantes quieren es precisamente conocer
si los errores cometidos por los organismos que tienen a cargo la seguridad de
la población en casos de emergencia (de catástrofe, más bien) tienen o no
responsabilidad penal respecto de no haber emitido una alerta de tsunami, acción
que, por omisión, habría sido responsable indirecta de 156 muertes y 25
desaparecidos. Políticamente, en cambio, se buscan responsabilidades
administrativas y políticas por el actuar de las autoridades tras el sismo. Ambas
temas son distintos. Se pueden tener responsabilidades políticas, incluso administrativas,
sin que éstas sean constitutivas de delito alguno. Por tanto, quienes pretenden
mezclar los ámbitos sólo buscan un objetivo politiquero, esto es, desprestigiar
a las autoridades de la época. Es por ello que la hoy cuestionada (por parte de
los querellantes y del oficialismo) fiscal Huerta tiene claro que la ex
presidenta Bachelet no tiene responsabilidad penal, ni siquiera civil y, en
consecuencia, judicialmente nunca será formalizada ni menos procesada por este
caso.
A partir de un video ya difundido
el año 2010 en la prensa, se pretende inculpar a la ex mandataria por
ocultamiento de información, toda vez que, de acuerdo a lo que allí se observa,
mientras Bachelet enfrentaba las cámaras de TV a las 6 de la mañana, se puede
escuchar una conversación radial en la que se informa (se desconoce quien es el
emisor) que ocurrió un tsunami en la isla Robinson Crusoe (archipiélago de Juan
Fernández). Posteriormente la ex presidenta, aconsejada por su asesora, decide no
entregar dicha información a la prensa. Es nuevamente interrogada por los
medios que ya conocían por filtraciones que el hecho había ocurrido a las 4:25
de la madrugada y responde que no ha habido tsunami en las costas del sur y que
las informaciones no oficiales hablan de olas mayores a lo normal producto del
sismo. Por tanto, si bien se le aconseja ocultar información, finalmente la ex
presidenta si se refirió a ella.
Ciertamente lo que ocurrió en esa situación
es que la información oficial (la que se entrega por las ONEMI regionales y demás
organismos de seguridad) era absolutamente escasa. Hasta la prensa carecía de
información. Las comunicaciones estaban caídas y no había forma a esa hora de
corroborar lo que estaba ocurriendo. La información de Juan Fernández había
sido proporcionada por un concejal, ni la capitanía de puerto de la Armada en Juan Fernández ni
Carabineros de la isla corroboraban dicha información. Por el contrario, se
hablaba de variaciones centimétricas del nivel del mar. ¿Cómo entonces se podía
decir que había ocurrido un maremoto? Luego se levantó una hipótesis extraña:
las marejadas que se comenzaban a informar no eran tsunami... Tsunami son olas
que entran cientos de metros tierra adentro como lo ocurrido en Indonesia. Finalmente
si eran olas sísmicas. Lo que ocurre es que en Chile desde la costa a los
cerros hay pocos metros y por ello el mar no entra kilómetros tierra adentro (por
suerte) como en Japón o en Indonesia, con excepción de las desembocaduras de
los ríos.
En este caso, como ya lo he
comentado, lo que hubo fue una paupérrima plataforma de emergencia, con
protocolos poco precisos que fue desbordada por un hecho de la naturaleza de
gran magnitud a escala planetaria, no había comunicaciones, los técnicos
ignoraron los acontecimientos y no se emitió una alerta temprana. Ya comenté
que probablemente el que hubiese habido dicha alerta no hubiese evitado las
muertes, al menos no todas, pero acá lo que se juzga es el no haber efectuado
adecuadamente la labor preventiva. Si eso es así, no hay delito sino falta
administrativa. Si se comprueba que el no haber dado la alerta fue
condicionante indirecta de alguna muerte (como creo que lo fue justamente para
el caso de Robinson Crusoe), pues algunos formalizados deberán ser condenados.
Luego están las que claramente son
faltas administrativas. Lo que se le imputa a Rosendes y a Fernández es no
haber dado la alerta, sin embargo, claramente con información técnica errada o,
al menos imprecisa, no es posible que sean sancionados judicialmente. Además,
si hubiesen dado la alerta cuando llegaron a la ONEMI (pasadas las 4:30 AM),
la historia trágica de las víctimas no hubiese sido distinta. Finalmente, a
Bachelet, que no tiene ninguna implicancia en la fallida alerta temprana, sólo
queda imputarle pretextos políticos: falta de liderazgo, errores de decisión, u
otros. Pero esos no son faltas administrativas ni menos penales. El resto que
quieran atribuirle sólo será circo.
Creo que de lo único que es responsable es de
no haber mejorado las condiciones técnicas de
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.