miércoles, 9 de mayo de 2012

Tsunami del 27-F, una dramática realidad. Supongamos que no hubiese sido así...



Para poner las cosas en su contexto, supongamos por un momento que la madrugada del 27 de febrero de 2010 los organismos que operan en casos de emergencia hubiesen operado correctamente. La historia hubiera sido distinta, pero no tanto como muchos creen.
Imaginemos que tras el terremoto el SHOA obtiene la información precisa sobre el epicentro y la magnitud del sismo e interpreta correctamente que se podría generar un tsunami, unos cinco a seis minutos más tarde. Luego, adecuadamente emite la alerta de tsunami y ésta llega a la ONEMI por los conductos oficiales y es bien interpretada por los funcionarios de ese organismo. Sigamos suponiendo que la ONEMI transmite unos ocho a diez minutos tras ocurrido el sismo la alerta a los organismos de la sociedad civil encargados de difundir la alerta directamente a la población (carabineros, bomberos, municipios, etc.). Supongamos aún, que estos organismos, inmediatamente salen a alertar a la población, en uno o dos minutos. Aún más, supongamos que los medios de comunicación transmiten en forma inmediata por radio y televisión la alerta.
En este hipotético escenario, los habitantes y visitantes de las localidades de la costa de la VII Región habrían tenido entre 3 y 10 minutos para evacuar hacia zonas seguras, mientras que aquellos de la VIII región hubiesen tenido hasta 20 minutos. Las primeras olas llegaron entre las 3:50 y las 4:10 de la madrugada a estos sectores, es decir, 14 a 34 minutos después del terremoto –que terminó a las 3:36 horas–.
¿Se hubieran salvado las 156 personas trágicamente fallecidas producto del tsunami y los 15 desaparecidos? Probablemente algunos de ellos sí. Otros no.
Las cifras son crudas y trágicas: En la V Región fallecieron 20 personas, 13 de ellos en Robinson Crusoe, más 3 desaparecidos; en la VI Región fueron 3 muertos y 2 desaparecidos; en la VII Región fueron 80 muertos y 6 desaparecidos; y en la VIII Región fueron 53 muertos y 4 desaparecidos.
65 de los fallecidos y 4 de los desaparecidos en la VII Región producto del maremoto estaban en la isla Orrego en Constitución, sin ninguna posibilidad de evacuar. Ellos con una alerta temprana, oportuna y efectiva, no se hubiesen salvado.
Los 17 fallecidos y dos desaparecidos entre Constitución y Cobquecura, que estaban en las localidades de Pellines, Pelluhue, Curanipe y Chevollén, nadie los hubiese alertado (no hay oficinas municipales, ni bomberos ni carabineros). Misma situación con los dos fallecidos en Lleulleu (VIII Región) y los tres fallecidos y dos desaparecidos en Llico (VI Región).
Quizás, si el corte energético no hubiera afectado a Talcahuano, Dichato, Cobquecura, Lebu y Tirúa, y la gente hubiese tenido radio a pilas y hubieran sido alertados por funcionarios municipales, marinos carabineros y bomberos, se hubiesen salvado unas 60 personas. Los únicos que se hubiesen salvado efectivamente hubiesen sido los de Juan Fernández, quienes ni siquiera sintieron el terremoto.
Demasiadas suposiciones y hechos que en la práctica no ocurrieron (sin cortes de energía ni de telecomunicaciones, con municipios activos y con planes locales de emergencia y alerta, con población con kits de emergencia listos para evacuar rápidamente sin perder tiempo en buscar cosas).
El hecho es que nada de eso ocurrió. Chile no estaba preparado. No sé si hoy lo está. Lo más probable es más que hace dos años. En Japón el 11 de marzo de 2011 fallecieron 12.150 personas sólo a causa del tsunami, en una sociedad con la tecnología más avanzada del mundo en estas materias. Ellos sí fueron alertados y el resultado fue mucho más dramático.
Si los técnicos hubiesen tenido información rápida de la magnitud y epicentro del sismo, si las comunicaciones hubiesen funcionado, la alerta hubiera sido efectiva; pero eso tampoco fue así.
Los únicos errores punibles fueron que nadie supo interpretar los acontecimientos y no se tomaron las decisiones a tiempo. En ello el SHOA es responsable y los técnicos de la ONEMI también. Luego, todos los hechos posteriores, aquellos acaecidos después de las 4:25 horas de esa madrugada, carecen de toda relevancia para imputar personas ya que a esa hora, la mayor parte del país ya había sido afectado por el tsunami. Si la alerta se hubiese dado a esa hora, nada hubiese sido distinto, incluso para los de Robinson Crusoe. Por tanto, las responsabilidades del Jefe de Alerta Temprana de la ONEMI, su directora y del subsecretario del Interior no son civiles ni penales. Cuando mucho, son faltas administrativas, relacionadas con la contratación de subalternos sin capacidades técnicas necesarias y con la mantención de instrumental técnico inadecuado. Respecto del Jefe de Sismología (que no era sismólogo) que afirmó a las 6:25 de la madrugada que no había ocurrido un tsunami, creo que no tiene ninguna responsabilidad.

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