martes, 19 de junio de 2012

Gatopardismo, status quo y política de los consensos


Hemos escuchado al senador Quintana (presidente del PPD) quejarse de la política de los acuerdos que llevó a la Concertación a gobernar por 20 años con relativa tranquilidad con una oposición claramente sobredimensionada en representatividad parlamentaria y alcanzando a generando avances premiosos y quizás poco sagaces y significativos a nuestro sistema político, social y económico, en el proceso de transición desde la dictadura hasta nuestro actual sistema ‘democrático’. Y quizás esa es una de las causas de su “desalojo” del sillón presidencial. El mismo senador proclama que la mantención del status quo es insostenible y que mantener el gatopardismo le hace mal a la ciudadanía y a la Concertación.
No cabe duda que sus dichos son elocuentes. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, ni todo lo que se dice es lo que se piensa.
¿Por qué un conglomerado que ha usufructuado durante 20 años del sistema hoy está realmente dispuesto a cambiarlo? Y allí recuerdo las palabras del personaje Fabrizio Corbera: “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Hoy los partidos autodenominados “progresistas” enarbolan las banderas que los movimientos sociales –que por cierto lentamente se han apaciguado–  izaron durante el 2011 y el primer trimestre del 2012, cuando estos mismos partidos contemplaban atónitos y pasmados los cambios sociales que ellos mismos coadyuvaron a construir sin darse cuenta. Pero cabe la duda si lo hacen por autoconvencimiento tras un proceso de autocrítica profunda que derivó en un diagnóstico analítico que derivó en una evaluación de la situación del país, o simplemente es otro aprovechamiento político. Después de todo, todos los que critican el gatopardismo prefieren mantener el status quo. Muchos no entienden ni el concepto. De hecho, dudo que hayan leído la obra de Lampedusa, e incluso, ni vieron la película de Visconti.
¿Qué hay detrás entonces? Simplemente luchas por cuotas de poder, tanto al interior de los partidos como dentro del conglomerado opositor, pero jamás en pro de la ciudadanía. Para ejemplos, dudas cuyas respuestas son de Perogrullo.
Primer ejemplo. ¿Está la Concertación en condiciones de cambiar el modelo económico?
Segundo ejemplo. ¿La Concertación cree conveniente modificar el sistema educacional?
Tercer ejemplo. ¿La Concertación quiere un cambio en el sistema electoral para obtener una mejor representatividad o para lograr más cupos en el parlamento?
Pues bien, las modificaciones son más bien cosméticas, pero se mantiene el status quo. Es decir, un clásico ejemplo de gatopardismo. Finalmente, la política de los consensos es más fuerte.