domingo, 24 de noviembre de 2013

Las inciertas predicciones de segunda vuelta por el efecto “voto voluntario”

El análisis post electoral se ha apoderado de los medios y las redes. No será este blog la excepción. Tres lecciones básicas son: (1) Bachelet no es un fenómeno electoral ya que, pese a las nueve candidaturas (y la consecuente dispersión de los votos), no obtuvo un resultado despampanante como el que se vaticinaba; (2) se ratificó que la candidatura presidencial de la Alianza es muy débil, ya que no alcanzó siquiera a obtener los votos de los diputados aliancistas; y (3) la primera elección presidencial con sistema de voto voluntario generó una importante disminución del electorado y una gran incertidumbre respecto de los pronósticos y los resultados.
En efecto, tras las elecciones del 17 de noviembre, la segunda vuelta (o ballotage, para los más siúticos) es un escenario absolutamente incierto. Estadísticamente la ex presidenta tiene las mayores probabilidades de obtener la victoria, y si no ocurre nada fuera de lo habitual y lo ordinario, este triunfo es la situación más previsible. No obstante, la incertidumbre viene de la mano del fantasma del “voto voluntario”, ese mismo que redujo los electores que ejercieron su sufragio de 7.264.136 el año 2009, a casi 6,7 millones el pasado domingo. Hoy, los comandos de las candidatas que van por la segunda vuelta analizan la geografía electoral resultante y definen sus estrategias para un  buen logro (una victoria lo más amplia posible, en el caso de Bachelet, y una derrota honrosa, en el caso de Matthei). En un primer escenario (irreal) es mantener una votación similar a la obtenida en primera vuelta; en él, Bachelet obtendría el 65% y Matthei el 35%.
Si bien ese escenario es ficticio, en la Alianza saben que un triunfo en segunda vuelta es un deseo más que una realidad o, al menos, una muy lejana posibilidad, por tanto, el objetivo es disminuir la brecha entre ambas candidatas lo más posible. En tanto, en la Nueva Mayoría saben que la victoria es casi segura, por lo que sus objetivos son otros: al menos mantener la votación de la primera vuelta, evitando la fuga de votos y, en lo posible, conquistar nuevos votos. Efectivamente, el punto en común es la búsqueda de nuevos votos, que en el caso de Matthei es imperioso, mientras que en el caso de Bachelet es sólo secundario (primero es mantener los votos).
Por tanto, el análisis es, de dónde obtener nuevos votos, en un sistema de elección voluntario. Mientras Bachelet obtuvo poco más de 3 millones de votos (46,7%), Matthei sólo consiguió algo más de 1,6 millones (25,0%). En tanto, la Nueva Mayoría obtuvo algo más de 2,9 millones de sufragios en las elecciones de diputado (más de cien mil votos menos que los de Bachelet), la Alianza alcanzó poco más de 2,2 millones (casi seiscientos mil votos más que los de Matthei). Este es un primer elemento de análisis: el comando de Matthei debe ir en búsqueda de esos votos; Bachelet no tiene donde crecer. Un segundo escenario (algo más real), es que Bachelet logre mantener intacta su votación y Matthei consiga todos los votos obtenidos por sus parlamentarios; en él Bachelet obtendría el 57% y Matthei el 43%.
El problema en este escenario es que, por una parte, se asume que Bachelet logrará que todos sus electores vuelvan a las urnas (algo difícil), y admite que todos los electores de parlamentarios de la Alianza vuelvan a las urnas, esta vez para votar por Matthei (algo más difícil), cuando no lo hicieron en primera vuelta. ¿De dónde vienen estos votos de diputados y a dónde fueron a parar en las elecciones presidenciales? Lo más probable es que sean mayoritariamente votos a diputados RN y que se fueron a Parisi.
Si revisamos lo que ocurrió el año 2013 con Bachelet y Piñera –dicho sea de paso, un candidato más competitivo que Matthei–, podemos tener algunas luces de lo que podría ocurrir, recalcando que esta es la primera vez con sistema de voto voluntario. En aquella ocasión competían por el sillón presidencial Piñera y Lavín (de la Alianza), Bachelet (de la Concertación) y Hirsch (Humanista y Ecologista). Los resultados en primera vuelto fueron 25,4%, 23,2%, 46,0% y 5,4%, respectivamente, pasando a segunda vuelta Bahelet y Piñera. En segunda vuelta, Bachelet aumento de 3,2 a 3,7 millones sus votos, obteniendo el 53,5%, mientras que Piñera no alcanzó a sumar todos los votos de Lavín, aumentando sus votos de 1,7 a 3,2 millones. Bachelet, en esta ocasión, no sólo obtuvo los votos de Hirsch sino que obtuvo unos 157 mil votos más, probablemente obtenidos de los nulos y blancos de la primera vuelta.
Por tanto, surgen otras dos cuestiones: (1) qué pasa con los electores de los otros candidatos presidenciales en una segunda vuelta y (2) qué pasa en esta segunda vuelta con los electores que no concurrieron a sufragar en la primera vuelta. Ambos son los temas más difíciles de pronosticar; pero no por ello no los vamos a analizar.
Respecto del primer punto, si se asume que parte de los electores de Marco Enríquez-Ominami, Marcel Claude, Roxana Miranda y Alfredo Sfeir no concurrirán a sufragar, o si lo hacen serán mayoritariamente votos de rechazo (nulos o blancos), hay unos 500 a 700 mil votos menos en segunda vuelta. Pero también hay unos 300 a 500 mil votos potencialmente disponibles, los cuales claramente son aprovechables por Bachelet. El tema es si será capaz de convocar esos electores. Una verdadera incógnita son los 665 mil votos de Parisi. Sólo por presagio se podría estimar que un tercio de esos votos se irían a Matthei, otro a Bachelet y otro no votará.
En cuanto al segundo punto, es muy poco probable que quienes no se sintieron llamados a votar en primera vuelta (con nueve alternativas) concurran a la segunda vuelta, en un clima electoral donde el elector está convencido que los dados están echados y que no hay nada en juego, a pesar de lo que los comandos puedan intentar transmitir.
Así las cosas, lo más probable es una disminución de votos válidos (más cercanos a 6 que a los 6,6 millones de la primera vuelta) producto de la desidia, un aumento considerable de los votos de Matthei, más cercano a los resultados de diputados, incluso puede que algo mayor (2,3 millones de votos), y un leve incremento de los votos de Bachelet (algo más de 3,3 millones). Un resultado realista y conservador sería un triunfo de Bachelet con un porcentaje entre 54 y 62% de los votos (mayor al obtenido en segunda vuelta de 2005 frente a Piñera). De esta forma, a la derrota de la Alianza en diputaciones y senatoriales, se puede sumar un estrepitoso fracaso en las presidenciales, con la mayor diferencia entre candidatos desde 1989. 

domingo, 14 de julio de 2013

Derecho de decidir sobre el propio cuerpo

La consigna femenina de “yo decido sobre mi cuerpo” ha adquirido nueva relevancia a partir del dramático caso de la menor constantemente violada por su padrastro cuyo resultado fue su actual estado de embarazo. Nuevamente al debate el aborto legal en Chile. En la vereda del frente, los fundamentalistas pro vida que se niegan a cualquier tipo de aborto argumentando que la Constitución asegura el derecho a la vida del que está por nacer. El resultado es que en Chile no se avanza un milímetro en solucionar una problemática que afecta a muchas mujeres. Al contrario, en Chile se eliminó el aborto terapéutico hace un par de décadas.

A partir de los debates políticos se puede rescatar tres tipos de causalidades de carácter excepcional para practicar legalmente el aborto: el aborto terapéutico, esto es, cuando el embarazo pone en riesgo la integridad física de la madre, el aborto por embarazo forzado (producto de una violación) y el aborto por inviabilidad del feto. Esto claramente, por ahora, deja de lado de la discusión el aborto por embarazo no deseado, el cual es, sin duda, a lo que las voces exaltadas llaman a gritos cuando vociferan la consigna “yo decido sobre mi cuerpo”.

De las tres causas excepcionales para invocar al aborto, dos tienen una clara connotación médica; científica, si se quiere. Un feto inviable y el riesgo de la integridad física de la madre son argumentos médicos para determinar que un embarazo puede/debe ser interrumpido. Es extraño que los fundamentalistas pro vida insistan en que estas no deben ser consideradas causas dables o posibles para dicha interrupción. En el primer caso, claramente no se protege al que está por nacer ya que una vez nacido el neonato fallece. En el segundo caso se arriesga otra vida, la de la madre. Ante la primera situación la legislación claramente debe dar la posibilidad a la madre de decidir. Se debe anotar aquí que la decisión puede ser continuar con el embarazo o no, pero se debe dejar decidir. En el segundo caso, debe ser el médico, con el consentimiento de familiares, quienes deben tomar la decisión. Aquí no caben dobles interpretaciones.

Para el caso de embarazos forzados (por violación) el tema se dificulta por varias razones. De acuerdo a los estudios difundidos, un muy bajo porcentaje de las mujeres que son violadas quedan embarazadas. Ello se debe a que en una situación traumática la concepción se obstaculiza biológicamente, en otros porque la violación ocurre en períodos no fértiles de la mujer y, en otras por que el abusador no es capaz de engendrar, etc. En cualquier caso, ¿qué hace la sociedad con el escaso número de casos en que si se produce el embarazo? Hoy las posibilidades son dos: continuar con el embarazo o la píldora del día después. Si hablamos de violaciones, se debe entender que una mujer debe tener acceso a esta píldora.

En el noticioso caso de la menor, su embarazo no se debe a una violación fortuita. Era una situación permanente. Acá la responsabilidad se diluye entre el abusador, la madre de la menor y su entorno. Es un caso social dramático y que ocurre en ciertos espacios de nuestra sociedad. Pero claramente escapa a las estadísticas.

El problema aquí está en la certificación necesaria para determinar la violación y en el plazo para hacerlo. Tras una violación, decíamos, la píldora es la mejor alternativa. Luego, pasado un plazo razonable, en médico del SML es quien podría efectuar este trámite ya que de esperar el trámite legal el embarazo no deseado llegaría a su término. Pasado este plazo el “derecho al aborto” podría o debiese expirar. La certificación debiese incluir de todas formas un proceso penal al cual la violada debiese someterse, lo cual aumenta el trauma de la violación y del aborto. De todas formas, parece que es un camino que podría seguirse si se desea generar un procedimiento que evite que cualquier mujer invoque violación para abortar si tiene un embarazo no deseado (aunque la consumación del acto haya sido consentida). De otra forma, ésta sería la forma de abrir la puerta a cualquier tipo de aborto.

Porque aquí está el punto en el cual se generan las mayores discrepancias. Mientras unos postulan que el aborto debe ser un derecho de decidir ya que se treta de su cuerpo, para otros, este cuerpo es el vehículo de la vida, vida que debe protegerse por sobre una decisión (sino caprichosa, al menos poco responsable) de la mujer. Porque sistemas anticonceptivos existen múltiples, incluso para los casos de violación, pero el aborto no debe constituir un mecanismo de control de la natalidad. La irresponsabilidad, en estos casos, no es el pretexto para causar un homicidio. Porque aunque digan lo contrario, un aborto es eso.

Para esto últimos casos ya surgen algunas voces señalando algunos elementos para la discusión: que el aborto se practica igual y que se generan desigualdades ya que quienes pueden acceder a médicos que lo practiquen clandestinamente, tienen bajos riesgos mientras quienes no tienen dicho acceso el riesgo a la integridad física de la madre aumenta; que el aborto debe ser considerado un mecanismo que disminuya los casos de abandono ya que cada vez es menos la capacidad del Estado y de la sociedad de hacerse cargo de estos niños; que los hijos no deseados presentan una serie patologías psicológicas y les cuesta insertarse en la sociedad, entre otros.


Esta ya es otra discusión donde la mujer decida sobre su cuerpo.

martes, 2 de julio de 2013

El shentro shotsial

En los últimos días el video del comediante Stefan Kramer, A votar!, en el cual representa a la perfección a José Antonio Gómez, remeda a un lánguido Andrés Velasco, imita a un hiperactivo Claudio Orrego y simula a un enérgico Pablo Longueira ha sido viral con más de un millón de reproducciones en You Tube. Más allá del excelente trabajo de imitación, el video será recordado por la exagerada forma fricativa del hablar de Longueira y su expresión “shentro shotsial”. Más allá de lo gracioso de la dicción, el concepto de “centro social”, que ya había sido cuestionado a partir de un debate semanas atrás, la noción requiere un análisis.
El centro, políticamente hablando, corresponde a un conjunto de pensamientos, dentro del espectro político, que se encuentran en una posición moderada y consensuada entre aquellas ideologías de derecha, conservadora y capitalista, y aquellas de izquierda, progresista y socialista. Esta es una visión algo retrógrada para simplificar en una sola dimensión el espectro político. En este enfoque tradicional de observar los pensamientos políticos, el centro cobra importancia ya que corresponde a un grupo que, a modo de punto de apoyo de una balanza, inclina las elecciones hacia uno u otro lado cuando toma una posición hacia los extremos. Esto es de gran importancia en el análisis estratégico electoral y con mayor significación para sistemas electorales binominales como el chileno. La mayor dificultad del análisis electoral corresponde a la determinación del volumen de personas que se definen de centro y su tradicional grado de abstención (en los sistemas de votación voluntario) y de rechazo (anulación de votos en los sistemas obligatorios de sufragio).
No obstante, como se dijo, el centro corresponde a una mirada sesgada y anticuada de visualización del espectro político. Peor aún, se le ha tratado de caracterizar de distintas formas, probablemente muchas de ellas erradas: que es más conservador que liberal, que tiene un pensamiento social cristiano, que está compuesta por personas de clase media y media alta, que es aspiracional, entre otros.
En Chile, es un hecho que el centro es un grupo en franca reducción. Entre el año 2010 y el 2012, las personas que se identificaban de centro bajaron de 18 a 10% (Encuestas CEP). La misma encuesta, sin embargo, marca que es muy susceptible a los hechos del acontecer nacional, identificándose rápidamente hacia uno u otro extremo, según dichos hechos. Lo anterior sólo ratifica lo que es una percepción clara de que el país ha cambiado en los últimos años y que la mirada unidimensional ya no es válida para determinar el centro. Hay una marcada polarización. Algunos hablan de la izquierdización de la política. Esto sólo se confirmará en noviembre.
Lo cierto es que algunos, como Orrego, apostaban por un centro conservador, social cristiano y aspiracional. El conservadurismo y la doctrina social de la iglesia en Chile está claramente representada más por una derecha pechoña que por un centro. Otros, como Velasco, creyeron en un centro liberal y socialdemócrata, con más acierto. Allamand, definió un grupo extraño de centro: liberal pero no tanto, capitalista y aspiracional; parece que no hay un centro de esas características. Otros esperan atraer a un centro progresista y socialdemócrata, como Marco Enríquez-Ominami, el cual le rindió frutos el 2009; ahora no se sabe qué pasará con este grupo, si es que existe. Finalmente, Longueira apostó por un centro social, el cual no está bien definido, pero parece ser un grupo de clase media emergente que teóricamente no se siente representado por nadie.

El caso es, que la única candidata que apostó sólo por la izquierda arrasó en las primarias. Ello significa varias cosas: La izquierda parece ser mayoría; la derecha (por defecto) es minoría. Pero aún más minoría es este centro que bordea el 20%. Pero por mínimo que sea, definirá la elección de noviembre. Por eso todos querrán conquistar este centro, liberal, progresista, aspiracional o “shotsial”.

lunes, 1 de julio de 2013

Bachelet Non Stop

El que de los casi tres millones de votos válidamente emitidos en la reciente elección primaria, el 53% hayan sido para la ex presidenta ha sido explicado de diversas formas, algunas peyorativas y otras eufóricas. La mayoría se centra en que obtuviese el 73% de los votos al interior del pacto Nueva Mayoría y, como de antemano se la daba por ganadora, la cifra casi carece de relevancia. Pero no deja de ser sorprendente.
Es cierto que las encuestas (tan vapuleadas y vilipendiadas últimamente) la daban por ganadora, pero nadie, ni los más optimistas socialistas esperaban que arrasara. Porque, seamos francos, eso fue lo que pasó: por paliza. Y con esta elección se derrumban mitos, como el que el caso 27 F afectó su imagen, para que comentar el avasallador triunfo de Bachelet en las zonas afectadas por el tsunami.
Pero qué explica este fenómeno electoral. Algunos se aventuran a pronosticar un triunfo en primera vuelta en noviembre; otros bajan el perfil y aseguran que cuando Lagos ganó a Zaldívar en primarias, luego empató técnicamente con Lavín. Pero eso no es comparable, tanto porque eran otros tiempos como porque no tenemos una comparación de lo que hubiese ocurrido en una primaria de la Alianza con Lavín compitiendo. El 27% de votos obtenidos por ambos candidatos de la derecha es el único indicador real de lo que hoy piensa la ciudadanía que se expresó en las urnas.
Muchos indican que la expresión de quienes concurrieron a las mesas electorales el domingo pasado son sólo partidarios y que cuando sea la elección general la composición volverá a la clásica fracción de fifty fifty. Eso es muy relativo. Habiendo votado más del 50% de electores que concurrieron para las anteriores elecciones con modalidad voto voluntario, la premisa se relativiza mucho. De mis clases de estadística recuerdo una máxima que indica que por más que agreguemos individuos al universo, el resultado es casi el mismo. Por ejemplo, bastó con saber lo que ocurría con el 20% de las mesas escrutadas para saber cuál era la tendencia general. A medida que se fue ampliando la muestra (agregando individuos al universo), los porcentajes variaron insignificativamente, excepto para las competencias estrechas, como ocurrió con la Alianza. Pero eso es parte de la representatividad de la muestra, cuestión que no vale la pena extenderse aquí.
Lo único diferente para noviembre es la incorporación del resto de los candidatos y la redistribución de los votos de los perdedores en esta vuelta. Pero Bachelet ya tiene un piso de más de un millón y medio de votos. En el mejor escenario de participación, si votasen los tradicionales 7 millones de chilenos que han tenido las últimas 5 elecciones presidenciales, la ex mandataria tendría ya cerca del 25% de los sufragios.
A Bachelet nadie la para. Ni el tsunami, ni las descalificaciones. Lo único que puede evitar su triunfo en noviembre es el trabajo de los candidatos que no estuvieron en la papeleta del domingo pasado. Cuántos electores sean capaces de convocar puede hacer que los votos no le den para una mayoría absoluta. La polarización del resultado indica que ambos bloques tratarán de disputarse el centro (liberal, social o como le llamen), que quedó huérfano y que se estima es cercano al 20%. Excepto que se lo “roben” otros candidatos.

Pero en segunda vuelta, claramente ya se conoce a la ganadora. Bachelet Non Stop.

martes, 8 de enero de 2013

El desembarco de Bachelet


Una conversación que probablemente se producirá el 4 de marzo de 2013 en algún tugurio de la capital entre la Señora, Ignacio W., Osvaldo A., José Antonio G. y Jaime Q.
La Señora: Hola chiquillos, ¿cómo han estado? ¿Todo bien por acá?
Osvaldo: Si pues Presidenta. Aquí todos esperando a que llegara.
Jaime: Bienvenida Presidenta, no sabe cómo la hemos extrañado.
Ignacio: Queremos que sepa que esto de su esperado arribo es absolutamente transversal. Tenemos ya todo dispuesto.
La Señora ¿A que te refieres Nacho?
Ignacio: Es que como Ud. dijo que en marzo hablaríamos, hemos avanzado en preparar las primarias presidenciales, primarias parlamentarias y en un paquete de ideas para el programa de gobierno.
La Señora: A ver, pero vamos con calma. Tiempo a mi me sobra. Sobretodo ahora que dejé el ONU Mujeres. Primero quiero decirles que cuando dije que en marzo hablaríamos, no me refería a que hablaría con ustedes. Me refería a que hablaría con la gente respecto a una posible candidatura. No me saquen de contexto chiquillos.
Osvaldo: Si pues. Pero nosotros, como presidentes de los partidos somos con quienes tiene que conversar Ud., Presidenta.
La Señora: Pero partamos por lo básico. Yo quiero una coalición ampliada. ¿Qué pasa con el partido de Navarro? No veo en la mesa sentado a Guillermo o a la Camila, en su reemplazo.
Jaime: Es que ellos no son de la Concerta pues.
Ignacio: ¿Pero el partido comunista? Comen guaguas.
La Señora: Ya, no discutamos más. El primer tema está zanjado. Los otros partidos de oposición deben estar sentados en la mesa. Está decidido. ¿De acuerdo?
Osvaldo: Clarísimo.
Jaime: Okay.
José Antonio: Yo siempre lo dije.
Ignacio: Si no hay más remedio.
La Señora: Ya ahora cuéntenme de eso de las primarias.
Ignacio: Es que hay otros precandidatos. Está el de nuestro partido, está Velasco y el propio José Antonio, aquí con nosotros.
José Antonio: Claro, y creemos que las ideas de la oposición son tan diversas, representan tantas sensibilidades, social demócratas, cristianas, socialistas, hasta comunistas, que es bueno que se debatan.
La Señora: Ah ya. O sea que me llaman para ir a primarias con otros precandidatos. ¿Me están webiando supongo?
Jaime: No, lo que pasa es que es para validar el proceso. Pa’ no repetir lo que pasó con el narigón la otra vez.
La Señora: Ya. Y de nuevo, pa’ cachar. ¿Quiénes son los precandidatos?
José Antonio: el de la DC, Velasco y… yo.
La Señora: Pero tú ¿a quiénes representas?
José Antonio: A los radicales pues Presidenta.
La Señora: ¿Todavía hay radicales? Ya pues no me webees te dije.
Ignacio: Bueno, pero está el candidato del mundo demócrata cristiano también. Claudio representa la esencia de la doctrina social de la iglesia.
La Señora: ¿Qué Claudio?
Ignacio: Orrego.
La Señora: ¿El alcalde de Peñaflor?
Ignacio: De Peñalolén. Bueno, ya no es alcalde. Él es nuestro candidato. Bueno, el partido lo eligió.
La Señora: Ya no es alcalde. ¿Y qué es ahora?
Ignacio: Sólo el candidato del partido.
La Señora: Ya ¿Y cuando marca en la CEP?
Osvaldo: 1%
La Señora: Ja, ja, ja, ja… No me webees pos Nacho. Además, ¿No me dijiste que yo era la candidata del partido?
Ignacio: Bueno… sí.
La Señora: Ya pues. ¿En qué quedamos? ¿Soy o no soy?
Ignacio: Si. Si es Presidenta.
La Señora: Entonces. Segundo tema zanjado.
Jaime: ¿Y qué pasa con Velasco? El marca 6%.
La Señora: ¿Y yo cómo estoy?
Osvaldo: 61 puntos sobre él.
La Señora: Ya pues, no me webeen. Ahora sí. Segundo tema zanjado. No hay primarias. ¿De acuerdo?
Osvaldo: Clarísimo, Presidenta.
Jaime: Listoco no más. Yo siempre dije que esto de primarias era una pura tontera no más.
José Antonio: Bueno. Si no hay más remedio.
Ignacio: Yo siempre dije que lo de las primarias de la DC era una webá no más.
La Señora: ¿Y hablaron algo de primarias parlamentarias?
Jaime: Es que como ahora el voto es voluntario, sirve pa´ incentivar al votante.
Osvaldo: En las municipales quedó demostrado que esto de hacer participar a la gallá en la previa es como wena pa’ ganar.
La Señora: Ya. Pero los precandidatos los definen los partidos. Por tanto la gente igual elige el candidato de entre precandidatos predefinidos o asignados a dedo.
Osvaldo: Bueno. Alguien los tiene que escoger. ¿Qué mejor que los partidos?
La Señora: Ya pues. Tercer tema zanjado. Na’ de primarias parlamentarias. Yo necesito weones que después no me anden torpedeando los proyectos de ley en el congreso y se estén dando vuelta la chaqueta a la primera. Yo designo los candidatos y se acabó. ¿De acuerdo?
Ignacio: Pero al menos debiese respetar la proporción parlamentaria actual, pues Presidenta.
Jaime: Yo creo que este es un tema más difícil. Las bases no nos van a aguantar que no nos asignemos los cupos.
La Señora: Miren, la cuestión es bien simple. Yo elijo a los candidatos, me saco fotos con ellos y están al otro lado. Los que quieran ir por el lado, no tendrán fotito conmigo y están cagaos. No le demos más vueltas. ¿De acuerdo?
José Antonio: Yo creo que está clarito.
Osvaldo: Bueno. Si no hay más remedio.
Ignacio: Será pues.
Jaime: No sé que xuxa le voy a decir a Girardi. Pero bueno.
La Señora: Ya pues. Estamos listeilor.
Jaime: No. Falta lo de nuestras ideas para el programa de gobierno.
Osvaldo: Hicimos el mejor esfuerzo para consensuar la diversidad de sensibilidades de la que hablaba José Antonio.
Ignacio: Por ejemplo, vamos a fomentar una ley de matrimonio homosexual, pero siempre y cuando cuenten con la bendición de la iglesia.
José Antonio: Y vamos a dar solución al conflicto mapuche, pero igual vamos a aplicar la ley antiterrorista.
Jaime: Y, lo más importante, vamos a tener educación gratuita pa’ todos los cabros, pero como no nos darán los votos en el senado pa’ una reforma tributaria, la calidad de la educación va a ser igual como las pelotas.
Osvaldo: Al menos le diremos no al lucro. Es la consigna.
La Señora: Ya cabros. No me hueven más. ¿Quién es la candidata?
Ignacio: Ud. pues. Ya se lo dije.
La Señora: Entonces. Ya, no discutamos más. Yo voy a hacer mi programa de gobierno y listo.
Osvaldo: Pero podría acoger las ideas que hemos trabajado en estos meses.
La Señora: Pero son puras webás poh Osvaldo. La típica cuestión a medias de la Concerta. En la medida de lo posible, como dijo don Pato. La gente está cabreada de eso. Yo que he estado tres años fuera ya caché la cuestión y ustedes que han estado acá, todavía no atinan. Ya. El programa lo hago yo y se acaba la discusión. ¿De acuerdo?
José Antonio: Yo estoy de acuerdo. Tampoco eran ideas muy brillantes.
Osvaldo: Clarín bombín.
Jaime: Si no hay más remedio.
Ignacio: Será pues. Ojala incorpore alguna de las ideas de la DC pa’ que la gente de centro se sienta identificada.
La Señora: Claro Nachito. Tranquilo no más. Ya cabros. Estaba rico el pastelito y el capuchino. Ahora paguen la cuenta, miren todavía no cambio los dólares. Nos vemos en diciembre.
Osvaldo: Pero tenemos que vernos en la campaña…
La Señora: Tan más weones. Si la gente me ve con ustedes, seguro que bajo en las encuestas. No se preocupen chiquillos. Hagan un listadito con los cargos que quieran en el gobierno. En una de esas tomo un par de nombres. Ya. Que me tengo que ir a Caburgua. Chaito.