martes, 29 de mayo de 2012

Cuando la Concertación se dispara en el en el pie.




Efectos de las "novedosas" declaraciones de don Patricio Aylwin
Como si no bastaran los varios desencuentros y erráticas acciones al interior de lo que queda de Concertación tras perder las últimas elecciones presidenciales, como si no fuera suficiente que no exista autocrítica y una autoevaluación seria respecto de las razones por las cuales la ciudadanía no optó por el candidato de la actual oposición, hoy los cabecillas y parlamentarios de la Concertación se han enfrascado en un absurdo debate sobre los dichos del ex presidente Patricio Aylwin acerca del gobierno del ex presidente Allende y del rol del general Pinochet durante los primeros años de la transición.
¿Habrá algún dirigente de la Concertación que ciertamente desconozca cuál era la opinión de Aylwin respecto de Allende? ¿Realmente las declaraciones del ex Presidente son una novedad para alguien? Si es así, ¿por qué tanto revuelo? Sabido es que Aylwin y el partido Demócrata Cristiano era opositor al gobierno de Allende. Conocido también es que muchos dirigentes de ese partido apoyaron e incitaron muchas de las gestiones (directas e indirectas, acciones y omisiones) que durante el gobierno de Allende desembocaron en el golpe de estado del 73.
Por otra parte, un gobierno se puede evaluar en función de tres aspectos: el cumplimiento de sus ‘promesas de campaña’ o plan de gobierno, los logros en materia de desarrollo (social, económico, cultural, etc.) y en popularidad o nivel de aprobación. Un análisis objetivo, que sólo la historia puede brindar cuando los actores de la época ya no estén y los fervores se hayan apaciguado, dictaminará si el gobierno de Allende fue un buen o mal gobierno. Por ahora se puede afirmar que, por las razones que sean (intervencionismo, oposición destructiva, gestiones de poderes fácticos, entre otros) Allende no logró buena nota en ninguno de los tres aspectos antes mencionados. Hoy, la radicalización de su imagen tras su muerte, su ambivalente e icónica efigie no permite hacer una evaluación objetiva. Como ejemplo baste decir que su fallecimiento es calificado como ‘cobarde’ por algunos y como ‘heroico’, por otros.
Radicalmente opuestas son las declaraciones del ex mandatario sobre el rol de Pinochet durante su gobierno. Estos hechos están más frescos en la memoria de la mayoría de los chilenos y, claramente, el general no fue un facilitador de la transición, proceso que no se efectuó de acuerdo a sus planes originales.
Es cierto que las declaraciones sobre Allende son visiones distintas que se transforman en puntos de desencuentro de los partidos que conforman la Concertación, mientras que la opinión sobre Pinochet son justamente lo contrario. Pero precisamente, la Concertación fue creada con la finalidad de generar el término pacífico de la dictadura militar y asumir la transición hacia la pseudo democracia que hoy tenemos. Pero insisto, estas diferencias no son ninguna primicia. El problema está en que hoy ya no está Pinochet y el pegamento que unía a la fuerza a los partidos concertacionistas ya no existe. El adhesivo hoy es simplemente las ansias de volver a gobernar y el slogan de “derrotar a la derecha”. Nada más.
Cuando el ungüento aglutinador es tan enclenque como éste (adicionado con un engrudo balsámico efímero como es una candidata proclamada pero que no se da por aludida), ciertamente unas declaraciones añejas y poco originales del vetusto ex presidente, que entierran el dedo en el estigma concertacionista sólo sirven para percibir el debilitamiento de un conglomerado político que no tiene un diagnóstico claro de la realidad, que no presenta propuestas lúcidas y atingentes con esta realidad, y que carece de un liderazgo que permita guiar el barco a buen puerto. Las consecuencias de dispararse en el pie.
Lo demás… música. Y de la estridente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar.