Efectos de las "novedosas" declaraciones de don Patricio Aylwin |
Como
si no bastaran los varios desencuentros y erráticas acciones al interior de lo
que queda de Concertación tras perder las últimas elecciones presidenciales,
como si no fuera suficiente que no exista autocrítica y una autoevaluación
seria respecto de las razones por las cuales la ciudadanía no optó por el
candidato de la actual oposición, hoy los cabecillas y parlamentarios de la Concertación se han
enfrascado en un absurdo debate sobre los dichos del ex presidente Patricio
Aylwin acerca del gobierno del ex presidente Allende y del rol del general
Pinochet durante los primeros años de la transición.
¿Habrá
algún dirigente de la
Concertación que ciertamente desconozca cuál era la opinión
de Aylwin respecto de Allende? ¿Realmente las declaraciones del ex Presidente
son una novedad para alguien? Si es así, ¿por qué tanto revuelo? Sabido es que
Aylwin y el partido Demócrata Cristiano era opositor al gobierno de Allende. Conocido
también es que muchos dirigentes de ese partido apoyaron e incitaron muchas de
las gestiones (directas e indirectas, acciones y omisiones) que durante el
gobierno de Allende desembocaron en el golpe de estado del 73.
Por
otra parte, un gobierno se puede evaluar en función de tres aspectos: el
cumplimiento de sus ‘promesas de campaña’ o plan de gobierno, los logros en
materia de desarrollo (social, económico, cultural, etc.) y en popularidad o
nivel de aprobación. Un análisis objetivo, que sólo la historia puede brindar
cuando los actores de la época ya no estén y los fervores se hayan apaciguado, dictaminará
si el gobierno de Allende fue un buen o mal gobierno. Por ahora se puede
afirmar que, por las razones que sean (intervencionismo, oposición destructiva,
gestiones de poderes fácticos, entre otros) Allende no logró buena nota en ninguno
de los tres aspectos antes mencionados. Hoy, la radicalización de su imagen tras
su muerte, su ambivalente e icónica efigie no permite hacer una evaluación
objetiva. Como ejemplo baste decir que su fallecimiento es calificado como ‘cobarde’
por algunos y como ‘heroico’, por otros.
Radicalmente
opuestas son las declaraciones del ex mandatario sobre el rol de Pinochet
durante su gobierno. Estos hechos están más frescos en la memoria de la mayoría
de los chilenos y, claramente, el general no fue un facilitador de la transición,
proceso que no se efectuó de acuerdo a sus planes originales.
Es
cierto que las declaraciones sobre Allende son visiones distintas que se
transforman en puntos de desencuentro de los partidos que conforman la Concertación ,
mientras que la opinión sobre Pinochet son justamente lo contrario. Pero
precisamente, la
Concertación fue creada con la finalidad de generar el término
pacífico de la dictadura militar y asumir la transición hacia la pseudo
democracia que hoy tenemos. Pero insisto, estas diferencias no son ninguna primicia.
El problema está en que hoy ya no está Pinochet y el pegamento que unía a la
fuerza a los partidos concertacionistas ya no existe. El adhesivo hoy es
simplemente las ansias de volver a gobernar y el slogan de “derrotar a la
derecha”. Nada más.
Cuando
el ungüento aglutinador es tan enclenque como éste (adicionado con un engrudo
balsámico efímero como es una candidata proclamada pero que no se da por
aludida), ciertamente unas declaraciones añejas y poco originales del vetusto
ex presidente, que entierran el dedo en el estigma concertacionista sólo sirven
para percibir el debilitamiento de un conglomerado político que no tiene un
diagnóstico claro de la realidad, que no presenta propuestas lúcidas y
atingentes con esta realidad, y que carece de un liderazgo que permita guiar el
barco a buen puerto. Las consecuencias de dispararse en el pie.
Lo
demás… música. Y de la estridente.
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