Hemos
escuchado al senador Quintana (presidente del PPD) quejarse de la política de
los acuerdos que llevó a la
Concertación a gobernar por 20 años con relativa tranquilidad
con una oposición claramente sobredimensionada en representatividad
parlamentaria y alcanzando a generando avances premiosos y quizás poco sagaces
y significativos a nuestro sistema político, social y económico, en el proceso
de transición desde la dictadura hasta nuestro actual sistema ‘democrático’. Y
quizás esa es una de las causas de su “desalojo” del sillón presidencial. El
mismo senador proclama que la mantención del status quo es insostenible y que
mantener el gatopardismo le hace mal a la ciudadanía y a la Concertación.
No
cabe duda que sus dichos son elocuentes. Sin embargo, no todo lo que brilla es
oro, ni todo lo que se dice es lo que se piensa.
¿Por
qué un conglomerado que ha usufructuado durante 20 años del sistema hoy está
realmente dispuesto a cambiarlo? Y allí recuerdo las palabras del personaje Fabrizio
Corbera: “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
Hoy los partidos autodenominados “progresistas” enarbolan las banderas que los
movimientos sociales –que por cierto lentamente se han apaciguado– izaron durante el 2011 y el primer trimestre
del 2012, cuando estos mismos partidos contemplaban atónitos y pasmados los
cambios sociales que ellos mismos coadyuvaron a construir sin darse cuenta.
Pero cabe la duda si lo hacen por autoconvencimiento tras un proceso de
autocrítica profunda que derivó en un diagnóstico analítico que derivó en una
evaluación de la situación del país, o simplemente es otro aprovechamiento
político. Después de todo, todos los que critican el gatopardismo prefieren
mantener el status quo. Muchos no entienden ni el concepto. De hecho, dudo que
hayan leído la obra de Lampedusa, e incluso, ni vieron la película de Visconti.
¿Qué
hay detrás entonces? Simplemente luchas por cuotas de poder, tanto al interior
de los partidos como dentro del conglomerado opositor, pero jamás en pro de la
ciudadanía. Para ejemplos, dudas cuyas respuestas son de Perogrullo.
Primer
ejemplo. ¿Está la
Concertación en condiciones de cambiar el modelo económico?
Segundo
ejemplo. ¿La Concertación
cree conveniente modificar el sistema educacional?
Tercer
ejemplo. ¿La Concertación
quiere un cambio en el sistema electoral para obtener una mejor
representatividad o para lograr más cupos en el parlamento?
Pues
bien, las modificaciones son más bien cosméticas, pero se mantiene el status
quo. Es decir, un clásico ejemplo de gatopardismo. Finalmente, la política de
los consensos es más fuerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.