martes, 2 de julio de 2013

El shentro shotsial

En los últimos días el video del comediante Stefan Kramer, A votar!, en el cual representa a la perfección a José Antonio Gómez, remeda a un lánguido Andrés Velasco, imita a un hiperactivo Claudio Orrego y simula a un enérgico Pablo Longueira ha sido viral con más de un millón de reproducciones en You Tube. Más allá del excelente trabajo de imitación, el video será recordado por la exagerada forma fricativa del hablar de Longueira y su expresión “shentro shotsial”. Más allá de lo gracioso de la dicción, el concepto de “centro social”, que ya había sido cuestionado a partir de un debate semanas atrás, la noción requiere un análisis.
El centro, políticamente hablando, corresponde a un conjunto de pensamientos, dentro del espectro político, que se encuentran en una posición moderada y consensuada entre aquellas ideologías de derecha, conservadora y capitalista, y aquellas de izquierda, progresista y socialista. Esta es una visión algo retrógrada para simplificar en una sola dimensión el espectro político. En este enfoque tradicional de observar los pensamientos políticos, el centro cobra importancia ya que corresponde a un grupo que, a modo de punto de apoyo de una balanza, inclina las elecciones hacia uno u otro lado cuando toma una posición hacia los extremos. Esto es de gran importancia en el análisis estratégico electoral y con mayor significación para sistemas electorales binominales como el chileno. La mayor dificultad del análisis electoral corresponde a la determinación del volumen de personas que se definen de centro y su tradicional grado de abstención (en los sistemas de votación voluntario) y de rechazo (anulación de votos en los sistemas obligatorios de sufragio).
No obstante, como se dijo, el centro corresponde a una mirada sesgada y anticuada de visualización del espectro político. Peor aún, se le ha tratado de caracterizar de distintas formas, probablemente muchas de ellas erradas: que es más conservador que liberal, que tiene un pensamiento social cristiano, que está compuesta por personas de clase media y media alta, que es aspiracional, entre otros.
En Chile, es un hecho que el centro es un grupo en franca reducción. Entre el año 2010 y el 2012, las personas que se identificaban de centro bajaron de 18 a 10% (Encuestas CEP). La misma encuesta, sin embargo, marca que es muy susceptible a los hechos del acontecer nacional, identificándose rápidamente hacia uno u otro extremo, según dichos hechos. Lo anterior sólo ratifica lo que es una percepción clara de que el país ha cambiado en los últimos años y que la mirada unidimensional ya no es válida para determinar el centro. Hay una marcada polarización. Algunos hablan de la izquierdización de la política. Esto sólo se confirmará en noviembre.
Lo cierto es que algunos, como Orrego, apostaban por un centro conservador, social cristiano y aspiracional. El conservadurismo y la doctrina social de la iglesia en Chile está claramente representada más por una derecha pechoña que por un centro. Otros, como Velasco, creyeron en un centro liberal y socialdemócrata, con más acierto. Allamand, definió un grupo extraño de centro: liberal pero no tanto, capitalista y aspiracional; parece que no hay un centro de esas características. Otros esperan atraer a un centro progresista y socialdemócrata, como Marco Enríquez-Ominami, el cual le rindió frutos el 2009; ahora no se sabe qué pasará con este grupo, si es que existe. Finalmente, Longueira apostó por un centro social, el cual no está bien definido, pero parece ser un grupo de clase media emergente que teóricamente no se siente representado por nadie.

El caso es, que la única candidata que apostó sólo por la izquierda arrasó en las primarias. Ello significa varias cosas: La izquierda parece ser mayoría; la derecha (por defecto) es minoría. Pero aún más minoría es este centro que bordea el 20%. Pero por mínimo que sea, definirá la elección de noviembre. Por eso todos querrán conquistar este centro, liberal, progresista, aspiracional o “shotsial”.

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