miércoles, 21 de marzo de 2012

Perdiendo la identidad y generando anonimato. El porqué de mi apodo.

En la sociedad actual, sea porque ya somos más de seis millones de habitantes o porque vivimos en la sociedad del riesgo, la identidad de las personas se ha reducido, en el mejor de los casos, a un número único almacenado en bases de datos, a través del cual, el Estado, el retail y las entidades financieras, saben qué compramos, qué vendemos, cuántas deudas tenemos y, en fin, como vivimos. Así, hemos dejado de ser personas y nos hemos convertido en individuos, elementos de un global, indiferente e impersonal mundo donde nuestros prójimos se han reducido a una cifra. Nuestros semejantes, hoy no son más que un grupo de dígitos que representan una identidad perdida, no por elección como cuando se escoge un pseudónimo, sino por osmosis, como cuando desconocemos al autor de una canción popular porque se ha difundido de boca en boca sin reconocer a su creador.
Estos números o ID’s en lenguaje digital, no son más que signos, símbolos de esta sociedad globalizada, donde sólo somos guarismos que identifican a los miembros de la especie humana sin más identidad que el propio número asignado, entes sin alma, sin espíritu, zombis sin rasgos propios que puedan individualizarlos y que se mueven al interior de una masa homogénea y monótona.
Siendo parte de esta “suciedad” globalizada, mi identidad no tiene ninguna importancia. Soy sólo un número. No es que no pueda revelar mi identidad por temor o por seguridad personal (si ya no somos personas). Tampoco es que no quiera develarla por privacidad o intimidad o simple reserva. Me rehúso a declarar mi identidad sólo en protesta y compartiendo el anonimato del 99,9% de las personas… perdón, de los individuos del planeta que carecemos de una identidad real. No soy tan arrogante como para pretender formar parte del 0,1% de las personas realmente reconocidas, con identidad propia.
Por ello utilizo este apodo (nick para los más digitales). Arcanum Anonymous simboliza el anonimato y el secreto que se esconde en lo más recóndito de nuestras comunidades, pero que desea a gritos ser revelado.

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